jueves, 29 de septiembre de 2016

EL PODER DE LA PALABRA ( DIVAGACIONES DE UNA MENTE INQUIETA)

La obscenidad crece en cada paso y llega a las conversaciones
diarias como lenguaje permitido. Bajo la consigna de ‘todos somos iguales’ se rompió con todos los principios que tenían que ver con la cortesía lingüística, con la retórica, como el usted o el estilo indirecto; y esto ocurrió tanto en el ámbito cotidiano y familiar como entre los políticos, que cambiaron su forma de hablar para dirigirse a los medios de comunicación y mostrarse cercanos, graciosos, y así se volvieron coloquiales y el insulto comenzó a campar a sus anchas, llegando al vulgarismo.
La consecuencia nociva del abuso de los tacos no es el deterioro de la lengua en sí, sino el empobrecimiento lingüístico de las personas..... Los insultos, amenazas e improperios no implican una degradación del lenguaje porque son necesarios para, a veces, poder mostrar agresividad....,lo que ocurre es que hoy su uso es exagerado y transmite esa agresividad a la vida cotidiana.
Limitar el uso de palabras soeces en los medios NO SUPONE NINGÚN ATENTADO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
Decir a alguien que sea educado, que ser malhablado en el bar es su problema, pero que no está bien hacerlo en redes sociales, igual que no está permitido orinar en la calle” .
"DIGO LO QUE ME DA LA GANA"....En cierta forma entiendo el fondo de esta expresión de “soberanía” (muy válida por cierto), pero no la comparto dependiendo del momento y el contexto, ya que si bien somos libres de exponer nuestras ideas y pensamientos, también pienso que debemos poner cuidado en la forma en que nos expresamos.... Ojo!!!!!, dejo claro que con este post no pretendo cuestionar el derecho que tenemos todos de decir lo que pensamos, lo que intento más bien, es tratar de traer un poco de respeto en las redes sociales, pues desde hace tiempo dejó de ser un púlpito impersonal y unilateral para convertirse en una fuente de debates y de conversaciones en toda regla; y la primera norma que se sigue en los debates, ¡que yo sepa!, es la del respeto mutuo: luego, y después de cumplirse esto, es cuando tiene cabida el derecho o la libertad de expresión, nunca es a la inversa.
La vida no es fácil, todos pasamos por momentos malos, terribles, algunos ni siquiera imaginados o soñados en la peor pesadilla, y en esos momentos podemos lanzar improperios y nos salen sapos por la boca, pero hemos de ser conscientes de que estamos abiertos al público y éste público merece no sólo el respeto sino también toda nuestra consideración.
Buenos días a todos/as